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ahí se quedan

ahí se quedan

Jean-Cristophe Lafaille intentaba escalar la quinta montaña más alta del mundo: el Makalu, de 8.463 metros. La única del Himalaya que nunca se ha escalado en invierno. Y Lafaille lo hacía en enero, solo y sin oxígeno. Con temperaturas cercanas a los 40 grados bajo cero.

La última vez que Lafaille habló con su mujer fue el jueves 26. Acordaron ponerse en contacto cada cinco horas, más o menos, a través del teléfono vía satélite. Pero las horas y los días fueron pasando, y nada más se supo de él. El 31 de enero un helicóptero rastreó su camino y halló la tienda donde había dormido, pero ni rastro de Jean-Cristophe.

Su meteorólogo a distancia, Yan Giezendanner, dijo que probablemente cayó por una grieta, porque hay muchas, por donde él tenía que pasar. De poco le sirvió su amplia experiencia en alta montaña. Porque ¡ya había escalado 11 ochomiles! y había visto la muerte de cerca... Pero lo había dicho: "me gustan las montañas y me gusta escalar". Frente a eso, bien poco puede hacerse.

Lafaille era consciente de que si le ocurría algo por encima de los 7.000 metros, nadie iría a socorrerle, porque los tres nepalíes que le acompañaron hasta el campo base, a 5.300 metros, no son especialistas en alta montaña. y así fue.

Su mujer viajó hasta Nepal para erigir un chorten (construcción budista) en memoria de Jean-Cristophe. pero del cuerpo, ni rastro. Porque claro ¿quién va a ir a buscarlo? Y es que aunque resulte sorprendente, hay multitud de cadáveres, en el Himalaya.

Een agosto del año pasado, un grupo del Club Montanyenc Mollet se desplazó al Kirguizistán para escalar el Lenin, de 7.134 metros. Este pico, originalmente llamado monte Kaufman, está situado en la sierra del Pamir, cerca de la frontera con china, y está considerado como uno de los sietemiles más "asequibles".

Asequible entre comillas, por supuesto. de hecho sólo uno de los de Mollet llegó a la cima. Y subiendo se encontró una persona muerta. Lo explicó al bajar, y Eduard, un catalán que trabaja allí porque está casado con una kirgui, aclaró que se trataba de un polaco que, junto a varios compañeros, habían intentado escalar el Lenin días antes.

Al parecer, según Eduard, que para más señas es del Empordà, se trataba de un grupo de gente bastante irresponsable, pues contaban con un equipo muy precario y no dudaron en adueñarse del material de otros expedicionarios. Uno de ellos se quedó dormido, o tuvo un accidente... y los demás se fueron, a Polonia, se supone, dejándolo ahí arriba.

¿Quién irá a buscarlo? Me pregunto si su familia sabe qué pasó. Si el gobierno de Polonia sabe qué pasó. Y si realmente es responsabilidad de alguien recuperar esos cadáveres. Pero de momento, el polaco, Lafaille y todos los demás, ahí se quedan.

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